Julia, mi vecina de enfrente
Aquella noche calurosa de verano, decidí dormir desnudo, sin pensar que Julia, ni vecina de enfrente, curioseaba con sus prismáticos, fue el comienzo de una larga historia.
Era ya tarde cuando me fui a dormir, había estando viendo la televisión mucho rato y estaba cansado. Como era verano, y el calor se hacía insoportable, decidí que dormiría en calzoncillos, pero al cabo de un rato sin pegar ojo por el ardor que salía del colchón, me los quité, pues no aguantaba más. Dormí unas cuatro horas cuando una brisa fresca me recorrió la espalda y me despertó. La cálida brisa que soplaba cuando me dormí, se había convertido en un aire fresco que entraba a raudales por la ventan...