Julia, mi vecina de enfrente

Aquella noche calurosa de verano, decidí dormir desnudo, sin pensar que Julia, ni vecina de enfrente, curioseaba con sus prismáticos, fue el comienzo de una larga historia.

Era ya tarde cuando me fui a dormir, había estando viendo la televisión mucho rato y estaba cansado. Como era verano, y el calor se hacía insoportable, decidí que dormiría en calzoncillos, pero al cabo de un rato sin pegar ojo por el ardor que salía del colchón, me los quité, pues no aguantaba más. Dormí unas cuatro horas cuando una brisa fresca me recorrió la espalda y me despertó. La cálida brisa que soplaba cuando me dormí, se había convertido en un aire fresco que entraba a raudales por la ventan...

Me he masturbarme pensando en ti, amiga virtual.

Esta mañana, aún medio dormido, tendido solo en la cama, he empezado a masturbarme pensando en ti, mi amiga virtual.

Esta mañana, aún medio dormido, tendido solo en la cama, he empezado a masturbarme pensando en ti, mi amiga virtual. Te imaginaba arrodillada sobre mí, desnuda, con mi polla en tu boca, mamándola suavemente, mientras tus pechos colgantes, de grandes pezones, acariciaban mis muslos y mis huevos, tus ojos me miraban directamente a los míos, suplicándome que te diera mi semen para tragártelo.

Te imaginaba que ahora te sentabas sobre mi polla y me cabalgabas, tu pelo en movimiento, tus pechos saltan...

Aquella noche fue especial

Deseaba estas con esa chica y el destino hizo que aquella noche fuera mía.

Aquella noche, la primera noche, coincidimos en un bar, un pequeño pub, en el centro de la ciudad. Nos presentaron, y te sentaste en la mesa que compartía con dos amigos.

Cómo esta esa chica pensé, te miraba descaradamente, quería que me dieras una señal, solo una. Desde el momento en que te vi, supe que tenia que besarte, supe que tenía que acariciar la curva de sus caderas, supe tenía que abrazar su cintura, besar sus pechos. Supe que sus pezones tenían que estar entre mis dedos. Nos habíamos...