La tía de Marilú
Una madura caliente y necesitada recibe lo que le falta.
LA TÍA DE MARILÚ
Lu, mi pendeja, no cesaba en su tarea de acercarme otras mujeres para satisfacer mis deseos de variedad. Claro que se cuidaba muy bien de no conseguir ninguna que estuviera en condiciones de desbancarla, y así yo siempre retornaba a ella.
En el caso que me ocupa hoy se portó muy bien.
Tiempo atrás me había entregado a su prima Ethel, una chica de veinte años virgen con quien la pasé muy bien enseñándole las cosas del sexo (Lo conté en el relato De Nuevo a las Andadas).
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