La revelación
Espiando a mi hijo me excite cuando vi como su amigo se comia su miembro. Eso hizo que luego tuvieramos una nueva noche de sexo en la oscuridad del living.
Luego de esa segunda noche de sexo, los días se fueron sucediendo sin hablar palabra alguna del tema, siguiendo ambos con nuestra vida normal y habitual que llevan madres e hijos.
No podía concentrarme en mi trabajo y cuando llegaba a mi casa solo atinaba a mirarme en el espejo y repudiarme por todo lo que pasaba, llorar y desgarrarme por dentro porque sencillamente y a pesar de mi muy activa vida sexual desde tan temprana edad no podía concebir que tenia sexo con mi hijo y que lo gozaba como un...