Maridito mío
Ante la posibilidad de que Ricardo la abandone, su esposa decide convertirlo en su esclavo
No podia ocurrirme esto. A mi, no. No era capaz de creerlo, pero era cierto: Ricardo, mi marido me engañaba. Probablemente, los indicios habian sido perceptibles desde hacia tiempo;quizás era la única que aún no lo sabía.
Sacudí la cabeza con desesperación, mordiéndome los labios ¡Qué estúpida había sido!
Ese mediodia habiamos quedado para comer en un restaurante cercano a la universidad donde yo trabajaba desde hacia siete meses como secretaria, en el Departamento de Psicología. A mis 42 años,...