Romance de una tarde con sabor a leche

Tras chatear mucho, Clara y yo decidimos conocernos en persona. El resultado es una explosión de deseo sin control en lugares muy comprometidos...

Había llegado quizás demasiado pronto. Me tocó esperar al metro en el que venía Clara. Pero dicen que lo bueno se hace esperar, y más si se espera a una buena mujer.

Me comunicó vía móvil que se estaba acercando, y que estaba un poco nerviosa justo en ese momento, por lo que iba a llegar. Su comentario consiguió que yo también sumara una taza de nerviosismo a mi actual estado, que no era precisamente tranquilo. Cuando el tren apareció, me dirigí al último vagón, el original sitio donde habíamos quedad...