Gotas de vida (II)
-Disfrutaremos los dos, no te preocupes, dijo el Amo en voz alta-.
Ellos estaban sentados en el borde de la cama, acababan de tener una experiencia única, la primera de ella como futura sumisa de él. Ella había accedido a que el hombre la aleccionase, el hombre que más deseaba en el mundo y a quien soñaba someterse completamente. En esos momentos era la mujer más dichosa de la tierra.
El hombre, impecablemente vestido, empezó a hablar sentado a su lado. Sus fuertes manos gesticulaban suavemente a medida que salían de sus labios susurros y palabras que la iban embeles...