Todo por mis braguitas
Le conté a mi amiga Marta con pelos y señales, cómo aquel desconocido llegó a calentarme de la manera más inaudita y cómo del mismo modo, accedí a entregarle a cambio, mis braguitas.
¿Sí?, ¿Dígame?
Hola Marta, chata, soy yo, Lydia... ¿Tienes algún plan para esta tarde?
Hola guapa... ¡Cuanto tiempo!, pues no, no tenía previsto nada.
-¿Me acompañarías a comprar algo de lencería?
¿De lencería?, ¿Otra vez?, ¿No me digas que te vas a comprar más braguitas?
Pues sí...
Vaya manía la tuya con las bragas...
Jeje...
Pero Lydia, hija, ¿Qué coño haces con ellas?
¡Ay, si te contara...!
Huy, eso suena a que hay lío de...