Hereje.

En mi juventud me arriesgué a hacer cosas muy sucias.

Cuando tenía 18 conocí a un garzón en el restaurante donde trabajaba, se llamaba Simón. Me gustó, así que lo invité a salir con mi novio, algunos amigos y yo. La estábamos pasando bien, pero mi novio se tuvo que ir porque su mamá lo necesitaba, me dijo que me fuera con él porque al otro día teníamos que ir a una boda. Le dije que no y me quedé, pero no pasó mucho tiempo hasta que Simón tomó mi mano y me llevó hasta su auto, donde me subi y nos fuimos a su casa.

En cuanto llegamos, me giré para verlo y...