¿Es él?
Una llamada de madrugada mientras me masturbaba hizo que comenzara el juego mas intenso de mi vida. Sí, eras tú. Todavía eres tú.
¿Es él?
Que frustración. Que aburrimiento. Estaba con una amiga tomando una cerveza y miraba, observaba. Buscaba un macho. Quería un macho, pero no cualquier macho. El problema no era la imagen o el físico. Eso, en mi caso, es lo que menos importa. Tal vez que fuera más alto que yo. El problema es que supiera, que leyera mis deseos, que fuera igual que yo: un caballero en la calle y un perverso en la cama. Eso no se consigue tan fácil. La mayoría de los hombres tomaban el sexo como se tomaban un...