Las nuevas vecinas me ponen la polla fina
Las tres eran unas jacas deseables y apetecibles, y yo, don Juan empedernido y empotrador por hobby y afición, se me presentaba una difícil asignatura que aprobar.
De vuelta a mi morada y tras un descanso campestre fenomenal, donde había tenido una actividad lujuriosa que me produjo unas sensaciones placidas y sugestivas, normalicé mi vida y seguí con mi rutina.
Me llamó la atención gente nueva que vi en el edificio, en particular observé la presencia de desconocidas jóvenes, que estaban de muy buen ver, al coincidir con ellas en el portal y en la escalera del inmueble.
Hablando con algunos vecinos me confirmaron que durante mi ausencia habían alquilado ju...