¿Te has quedado a gusto, hijo mio? 3
Los escarceos amorosos entre madre e hijo, afloran a la luz finalmente el secreto morbo exhibicionista y sumiso de la madre, yéndose de las manos la situación hasta limites insospechables
Tras aquella segunda experiencia de placer desenfrenado con mi madre, la cual, a modo de “recuerdo”, había dejado impresos sus dientes en mi dolorida barbilla, al morderme mientras su cuerpo se debatía entre los estragos de un monumental orgasmo, los días posteriores transcurrieron con cierta “ normalidad ”.
Digo “cierta” normalidad, ya que, el frenesí con el que nos habíamos revolcado obscenamente en su cama, podría haber acarreado “consecuencias” al encontrarse mi madre aún en edad “fértil”.
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