Me pone que mi hijo me meta mano (4)

Cuarta -y última- entrega de la carta en la que una madre relata cómo le excita que su hijo le meta mano, la sobe y se la folle a placer, con el morbo añadido de que casi siempre suelen hacerlo cuando su esposo está delante, a escondidas de él.

A la mañana siguiente, madrugamos e hicimos unos cuantos kilómetros de senderismo. En varias ocasiones mi hijo se hacía el rezagado para, aprovechando que yo le esperaba siempre, sobarme un rato el culo cuando caminábamos a distancia de mis padres y de mi esposo que iban delante; a mí aquella situación me ponía caliente como una moto: mi hijo me sobaba a placer a escasos 50 metros de su padre y de sus abuelos y, además, el muy golfo aprovechaba la más mínima curva del sendero para, si no nos veían, at...

Me pone que mi hijo me meta mano (3)

(Tercera parte de la carta en la que una madre relata cómo le pone que su hijo le meta mano y la sobe a placer, con el morbo añadido de que suele hacerlo cuando su esposo está delante, a escondidas de él)

Al día siguiente de mi total disposición a ser la madre-esposa-esclava-novia-amante de mi hijo y a que él hiciese lo que le viniera en gana conmigo, me levanté más feliz, más sonriente, más cachonda y más puta. Sabía que había traspasado unos límites que ya no admitían vuelta atrás, pero estaba dispuesta a afrontarlos, con todas las consecuencias.

(Quiero hacer un inciso aquí para señalar que algunas veces, mis corridas son más cerebrales que físicas, pero no me importa porque disfruto enormemen...

Me pone que mi hijo me meta mano (2)

(Segunda parte de la carta en la que una madre relata cómo le excita que su hijo le meta mano y la sobe a placer antes de follar, con el morbo añadido de que suele hacerlo cuando su esposo está delante, a escondidas de él)

Aquella misma noche

Aquella misma noche, mi hijo nos comentó que le dolía la espalda, mi marido le dijo que podría ser un primer síntoma de catarro o de gripe y que, de persistir a la mañana siguiente, en vez de ir al Instituto, se quedaría en casa descansando.

Ni qué decir tiene que mi hijo tomó aquella sugerencia al pie de la letra y al día siguiente, el muy golfo, alegó que su espalda le dolía mucho más incluso que la noche anterior, por lo que decidimos que se quedara en casa haciéndom...

Me pone que mi hijo me meta mano

(Una madre relata cómo se excita cuando su hijo le mete mano y la soba a placer, con el morbo añadido de que suele hacerlo cuando su esposo está delante, a escondidas de él)

(Esta historia me la hizo llegar mi amiga C.F.; junto a ella me envió también su autorización para publicarlas con una única condición: que no aporte ni un solo dato que pueda identificarla ni a ella ni a su familia. Así que, para evitar cualquier desliz involuntario, la transmito tal y como me llegó a mí: en su versión original y sin censura)


Quiero contar la historia (o las historias) de lo que acontece en mi casa, pero no para mitigar ninguna culpa, porque no me s...

La casa de labranza (4)

El regreso de mi madre a nuestra casa y nuestro maravilloso viaje a París.

Mi vida ha entrado en una espiral deliciosa, tanto que pienso que no se puede ser más feliz de lo que lo somos mi madre y yo. Desde que me dijo que la había dejado "preñada", mi ego subió muchísimos enteros y cuido a mamá como si me fuera la vida en ello; y nunca mejor dicho, porque ahora, gran parte de nuestra vida, se concentra en ese espacio tan pequeñito de su cuerpo en el que yo estuve hace tiempo y en el que ahora se está gestando nuestra pequeña.

Después de la temporada en la que mi madre...

La casa de labranza (3)

Conversación más que caliente, que mantuvimos mi madre y yo, mientras ella se encontraba en el pueblo y yo la esperaba en nuestra casa.

La estancia de mi madre en el pueblo se hizo más larga de lo que en un principio habíamos planeado ella y yo, y como tenía mucho tiempo para pensar, me comía mucho el coco pensando en cómo hemos llegado a esto y lo único que saqué en claro es una cosa: Que quiero a mi madre con locura.

Somos una pareja feliz, con una diferencia de edad de 20 años, a la que no le damos importancia y lo que sí nos duelen son los prejuicios sociales que condenan el incesto y que nos impiden hacer público nuestro am...

La casa de labranza (2)

Un traslado en mi trabajo originó que tuviese que cambiar de domicilio, mi madre se vino a vivir conmigo y un día me dio la maravillosa noticia de que está embarazada)

Para los que quieran leer el relato desde su inicio, les recomiendo leer la primera parte del mismo, publicada bajo el título de: "Los cuernos de mi padre (01.- LA CASA DE LABRANZA)"

Un día me llamaron de la Gerencia del banco para el que trabajo y me ofrecieron ir de interventor a una sucursal de Asturias; el trabajo es casi el mismo y la mayor responsabildiad se compensa con un aumento considerable de sueldo, así que acepté.

El día que me dieron la noticia, se la comenté a mis padres cua...

Los cuernos de mi hermano (02 Ana, mi cuñada)

Ana deja de ser mi cuñadita, y se convierte en mi caliente mujer.

(Cuando cité a Ana para que viniera a follar conmigo a mi despacho, estaba en su casa con su marido (que para más INRI, es mi hermano), pero eso no importaba, ella disimuló como si hubiese olvidado la cita que tenía con su médico… y vino corriendo a follar conmigo)

Cuando Ana entró en mi despacho, nos dimos un beso al lado mismo de la puerta, le quité la falda y la camisa dejándola sólo con las braguitas ya que nunca usa sujetador y volvimos a besarnos y a meternos mano.

Nos fuimos al sofá...

Los cuernos de mi hermano (01 Ana: mi cuñada)

Primera parte de cómo Ana, mi cuñada, hace lo posible para ser mi mujer.

Hace 6 ó 7 años, yo había salido alguna que otra vez con Ana, echábamos unos polvos de campeonato y lo pasábamos de puta madre follando; luego estuvimos una temporada distanciados por una discusión sin importancia y más tarde empezamos a vernos menos porque ese alejamiento coincidió con la época en la que yo me fui a la Universidad para estudiar Derecho.

Ana empezó luego a salir con mi hermano Juan y acabaron casándose; pero ni mi hermano ni nadie de mi familia sabían nada del pequeño rollo que...

Los cuernos de mi padre (02: La boda de mi prima)

Mi madre y yo, gracias a la boda de mi prima, empezamos a engañar a mi padre.

Cuando yo tenía 18 años nos invitaron unos tíos míos a la boda de su hija y como en el pueblo en el que viven no hay ningún hostal y mis tíos tenían muchos invitados, nos colocaron un colchón grande en un cobertizo que tenían separado de la casa y tuvimos que compartir la misma cama mis padres y yo.

La primera noche yo me acosté en una esquina del colchón y mi padre en la otra, por lo que mi madre tuvo que hacerlo en el medio de los dos. Mientras se desnudaba yo la miraba admirando sus curvas; y...