Hombres marcados. Cap. 7 Un favor, un deber

En el Oeste siempre es mejor echar un polvo que morderlo. Y un favor es un deber entre vaqueros...

Capítulo 7

Entre colegas un favor es un deber

Rápidamente los dos muchachos se incorporaron, y con gestos veloces recogieron las toallas que habían sido testigos desde el suelo de su pasión amorosa. Miró Tommy a Li y descubrió, para su sorpresa, que en el rostro del chico no había ningún atisbo de miedo sino aquella sonrisa que siempre parecía acompañarle. Eso y un suave apretón en su mano hizo que Tommy se tranquilizara; habían sido muchos años viviendo bajo el terror a un amo sá...

Hombres marcados. Cap. 6 Vainilla y chocolate

En el Oeste siempre es mejor echar un polvo que morderlo. Y en la mezcla de sabores está lo bueno...

Capítulo 6

Vainilla y chocolate

Albert Anderssen se puso al lado de Tommy, y dándole un golpe en el hombro empezó a reír mientras su brazo presionaba suavemente la espalda del chico invitándole con ese gesto a que se encaminaran hacia la zona de baños. El teniente sintió un estremecimiento cuando su mano rozó una de aquellas líneas que sobresalían de la piel oscura del muchacho, uno de las tres cicatrices que aún podían apreciarse en su espalda, las huellas de la crueldad de aquel...

Hombres marcados. Cap. 5 El premio del jefe

En el Oeste siempre es mejor echar un polvo que morderlo. Y todo esfuerzo tiene su premio

Capítulo 5

El premio del jefe

Cuando Tommy entró en la tienda Albert Anderssen, que leía un libro a la suave luz de un candil, dejó la lectura.

– ¿Has averiguado algo?– preguntó al joven negro, quien sin responderle aún se sentó en el suelo.

– Bueno, por lo que he podido saber, mañana se vuelven con nosotros– respondió mientras empezaba a desabrocharse el chaleco.

Albert se incorporó algo más, dejó el libro a un lado y contempló cómo el chico empezaba...

Hombres marcados. Cap. 4 El bebito tiene hambre

En el Oeste siempre es mejor echar un polvo que morderlo. Y siempre hay que dejar al capataz contento.

Capítulo 4

El bebito tiene hambre

Después de recobrarse del ligero mareo que la gran corrida le había provocado, el joven Tommy se subió los pantalones y ocultó lo que hasta hacía un momento había ocupado la relamida boca de Jack Diadmond, quien aún sentía el sabor que aquella leche caliente había dejado en sus labios. Tommy se sentó junto al vaquero, ambos apoyaban ahora sus espaldas en el tronco contra el que se había sujetado el joven negro quien alargándole su ancha y negra ma...

Hombres marcados. Cap. 3

Siempre es mejor echar un polvo que morderlo. Y es de buena educación dejar al otro satisfecho...

Capítulo 3

Favores que son placeres

Después de dos días persiguiendo a aquellos tres forajidos, el sheriff de Goodland, Carl Smith, y sus otros acompañantes, entre los que se encontraba el exteniente Albert Anderssen, decidieron regresar a la ciudad; sabían que era imposible alcanzarlos, así que lo más sensato, según convinieron, era darse la vuelta y regresar. El sheriff Smith era un tipo de unos cuarenta años, no de gran estatura, aunque recio y compacto, pelo entrecano y manos...

Hombres marcados. Cap. 2

Siempre es mejor echar un polvo que morderlo. Siempre es mejor disparar primero...

Capítulo 2

Quien dispara primero, gana

– ¿Y qué pasó luego?

La voz de Paul rompió el silencio de la tarde.

– Cuando terminó la guerra, me ofreció un trabajo en su rancho, en Goodland, un buen sitio, la verdad, pues allí nadie me conocía, pero no quise aceptar, tenía miedo de comprometerle ¿Y si alguien averiguaba mi pasado? En el ejército tu pasado no cuenta, lo que cuenta es tu arrojo y valentía, pero en la vida civil todo es distinto, y yo sabía que no podía...

Hombres marcados. Cap. 1

Siempre es mejor echar un polvo que morderlo. En el Oeste los hombres marcados dejan su propia huella...

Capítulo 1

La marca del pasado

Tras varias horas cabalgando los tres jinetes detienen sus monturas. Han dejado los caballos atados a unos árboles, unos sicomoros que dan una agradable sombra, además el murmullo de un arroyo cercano también invita a descansar. Jonhyboy, el más joven de los tres, lanza su mirada hacia el horizonte.

–Tres días y sin noticias de ellos– dice mientras se tiende en la suave y fresca hierba –. Ese puto sheriff...

Johnyboy ha cumplido y...