Helena
Elena entra con su paso firme habitual, enfundada en esos vaqueros que obligan a cualquiera a voltearse y contemplar esas piernas y ese culo.
ELENA
Elena entra con su paso firme habitual, enfundada en esos vaqueros que obligan a cualquiera a voltearse y contemplar esas piernas y ese culo realzado por los tacones de sus botas. Me sonríe dirigiéndose a mí, conozco esa sonrisa, Al llegar a la altura donde esta mi silla pasa una pierna encima de mis piernas y se sienta, como quien va a montar un caballo, en mi regazo. En unos breves segundos se cruzan nuestras miradas, cómplices, amistosas, sensuales y sin mediar palabra me planta un...