Luna (III: Un viaje más que relajante)
En una casa de campo alejada, solo madre e hijo pueden llegar hasta el limite.
Desde que me quite la máscara ante mi hijo me siento una mujer nueva, sin prejuicios ni tontos tabúes.
Si bien no puedo contar con mis dedos las veces que nos inhibimos, puedo recordar muy bien la mejor tarde de sexo que tuvimos hasta ahora.
Fue en la época de vacaciones, el y yo teníamos nuestro tiempo libre y decidimos ir a algún lado fuera de la ciudad para poder pasarla mucho mejor. Me puse en contacto con un amigo que tiene una casa de verano en Funes, y como él iba a irse fuera del p...