Ojos vendados, deseo cumplido

Mi plan de follarme a la compañera de trabajo que siempre deseé se hace realidad gracias a que su marido me cuenta sus intimidades.

Esto sucedió hace varios años y por motivos obvios, cambiaré los nombres de sus protagonistas.

Por entonces, trabajaba en una empresa de reparación de ordenadores en las afueras de Madrid. La plantilla era en su mayoría de hombres aunque en las oficinas las mujeres ganaban la partida.

Entre ellas destacaba Rosa, una pelirroja de 30 años alta 1.70 y delgada que era espectacular con un cuerpo de 10 y que además gustaba de llevar ropa provocativa. Lo habitual eran mallas negras y sin bragas marcand...