Marta, la mosquita muerta adicta al semen.

Aaron nunca esperó que Marta, la pequeña chica que se sentaba al final de la clase, era en realidad una auténtica cerda.

Se lo estaba pasando sorprendentemente bien. A Aaron nunca le habían gustado demasiado las discotecas, tampoco le desagradaban pero no lograba entender la afición que tenía cierta gente con salir viernes sí y viernes también. Pero ese era un día especial. El día anterior había aprobado las oposiciones: Sería policía. Estaba muy contento de conseguir por fin un sueño por el que llevaba luchando años. Para celebrarlo había salido de fiesta con sus compañeros de la academia. La mayoría de ellos habían aprobado...