El chico del gimnasio
Los años siempre son un problema a la hora de acostarse con alguien, y eso es lo que me temía con un chico mucho mayor que yo al que quería follarme según le vi entrando por la puerta del gimnasio.
Era uno de esos lunes agotadores que no terminan nunca, hacia las 8 de la noche, como cada semana, me dirigía hacia el gimnasio junto a una amiga, T. Digamos que la amistad con T era algo bastante especial, ya que manteníamos una "competición sin ganadores", la cual consistía básicamente en contar durante esos paseos desde el punto de quedada al gimnasio a cuántos tíos habíamos conseguido follarnos desde el lunes anterior, y por supuesto a los que nos íbamos a tirar. Era una competición bastante divertida e...