El rujido del jaguar

Una cita con una dama en un restaurante, termina en una noche de intenso placer.

Nos habíamos conocido en una cena familiar y ninguno de los dos habíamos recaido en el otro. Sin embargo, aquel día sentí una gran definición de las cosas, una energía limpia y duradera que recorrio mi cuerpo, atravesándome entre las piernas y saliendo por la parte anterior de mi cabeza. Entonces, advertí algún cambio en mi vida.

A la semana siguiente, por casualidad cogí una llamada que no iba dirigida a mi. Era ella de nuevo. Ahora senti (sentimos) que algo físico nos unía con irrefrenable pod...