Primas de vacaciones
Vi claramente como la espina de mi prima se arqueaba levemente y un ahogado gemido me avisaba de su venida. El olor de su sexo me llegó hasta las fosas nasales. Y sin siquiera haberme tocado sentí cómo yo me comenzaba a venir, y fue imposible, sí, fue imposible que contuviera un muy leve gemido. Gemido que me delató.
El verano comenzó bien desde los primeros días, todas las primas nos juntamos para pasar unas vacaciones lejos de la casa de nuestros respectivos padres. Trabajo nos había costado convencerlos de que nos encontraríamos perfectamente bien estando solas y lejos de casa, pero afortunadamente habíamos conseguido el permiso.
Éramos en realidad cuatro jóvenes, todas hijas de familia, la más joven con 18 y la mayor de 24. Pues bien, nos encontrábamos en el aeropuerto esperando a la última que faltaba y llegó...