Tarde familiar de parchís. (III)
Jugada tras jugada, cada pago de prenda es un paso más excitante en esta escalada de morbo y placer familiar. De la mano del azar y los dados, las dos maduras madres se van mostrando más dispuestas a todo y lo hacen ver a su manera ante sus hijos.
Había llegado el momento en que una prenda a pagar ya no era ropa sino que habría que pedir y ejecutar algo. Quiso el azar que los protagonistas del lance que fuéramos mi madre y yo. Ella me comió una ficha y tenía que establecer la prenda a pagar. Mi madre lucía una sonrisa llena de picardía mientras mi tía le decía:
-Seguro que si hubiera sido uno de ellos el que nos come a nosotras no se andaba con dudas ni con tonterías– la animaba mi tía riendo–. Ya ves lo que andaban diciendo antes, que si tocar...