Confidencias maternales (IV)

Mi madre vuelve a verse con sus dos amantes y esta vez no sólo está dispuesta a contármelo con todo detalle sino que no le importa que yo sea testigo directo del encuentro.

Al día siguiente, cuando llegué de la Universidad, sobre las 3 de la tarde, me encontré a mi madre en casa vistiendo una batita muy corta, una de esas que se pone en verano, con sus piernas enteramente al aire y por tanto con una pinta de lo más sugerente. Generalmente se pone esa prenda llevando debajo bien una falda, un pantaloncito o unas mallas para estar en casa, pero aquel día como mucho llevaría debajo unas bragas porque todos sus esplendorosos muslazos quedaban completamente a la vista ya que la bat...

Confidencias maternales (V)

Mi madre disfruta haciendo evidente la condición de cornudo de mi padre. Y tanto sus dos amantes como yo mismo contribuimos a su infidelidad y vicio sexual incestuoso.

Tras mi irrupción aprovechando la llamada de teléfono de mi padre, yo había tranquilizado a los dos amantes de mi madre dejándoles ver que mi presencia no iba a suponer ningún problema y que de hecho, tal como ya les había explicado antes mi madre, yo estaba muy a favor de que ella disfrutara del sexo con cuantos hombres gustara. Tras esas aclaraciones, nos disponíamos mi madre y yo a sostener la conversación telefónica de cada tarde con mi padre cuando éste estaba de viaje, pero además yo invité a los dos...

Confidencias maternales (III)

La creciente cercanía entre mi madre y yo, generada a raíz de sus confidencias íntimas, va dando lugar situaciones cada vez más calientes entre ella y yo. Mi madre me demuestra ser mucho más cachonda y depravada de lo que yo nunca hubiera creído.

Tras afeitarle el coño a mi madre y darle una lamida en su rajaza, cosa que no pude evitar al verle su coño recién rasurado, mi madre había reaccionado muy positivamente, hasta el punto de proponerme que yo le comiera el coño mientras ella me lamía la polla. Su propuesta, que yo nunca hubiera imaginado ni concebido ni en el más caliente de mis sueños, me había dejado sin palabras; mi madre me estaba proponiendo, nada más y nada menos, que hacer un 69 con ella. La conversación con mi madre me había descubier...

Confidencias maternales (II)

Sigue el relato de mi madre contándome su aventura con nuestros dos vecinos. Nuestro grado de intimidad también va creciendo a medida que el relato se hace más excitante.

Los besuqueos y arrumacos a los que mi madre es tan dada, en aquel contexto de confidencias íntimas en el que estábamos, nos había llevado a darnos un beso con lengua; un beso que se inició como los otros piquitos que nos habíamos dado mi madre y yo pero que acabó como todo un morreo de lo más caliente. Sin duda ese beso fue un punto de inflexión tras el cual continuó la caliente conversación y las confidencias de mi madre haciéndome partícipe de su rollete con nuestros vecinos.

-¿Si, hijo, de verdad...

Confidencias maternales (I)

Ver a mi madre probándose unas medias fue el punto de partida y el pretexto para una conversación con unas muy excitantes confidencias por su parte.

Mi madre se había comprado por error unas medias negras en lugar de unos pantys o medias completas como había sido su intención. Cuando una vez en casa se las puso y se dio cuenta del error yo estaba en el pasillo y ella en su habitación con la puerta abierta. Como quiera que soltó una expresión de contrariedad, yo le pregunté qué le pasaba y ella me dijo que había metido la pata con unas medias. Como me invitó a que comprobara su error diciéndome “mira”, abrí del todo la puerta de su habitación y entonces...

Jornada familiar en la playa (3)

Tanto mi tía como mi madre demuestran que su sexualidad es mucho más intensa y desinhibida de lo que yo nunca hubiera imaginado, incluso al aire libre y con sus parientes más cercanos.

Tras su polvete al aire libre con mi tío, mi madre había venido hasta donde estábamos mi tía, mi primo y yo. Ella acababa de tener un orgasmo follando con mi tío, tal como nosotros habíamos visto y oído, y mi madre sin duda también se percataba de que nosotros habíamos estado follando puesto que los restos de semen en nuestras pollas y sobre la oronda anatomía de mi tía Diana lo hacían bien evidente. Nos había preguntado con picardía qué tal nuestra siesta y mi tía, recogiendo el guante, también le respondi...

Jornada familiar en la playa (2)

El calor del verano y de sus entrepiernas hace que mi madre y mi tía se muestren mucho despendoladas en la playa de lo que yo hubiera imaginado. Mi tío, mi primo y yo mismo, nos aprovechamos de ello.

Tras el sorprendente y atrevido sobeteo de tetas que mi tío y mi primo le habían dado a mi madre, con la total aceptación de esta, yo había hecho acopio de valor para preguntarle a mi madre si también podía tocarle sus deliciosas tetas. Ella se giró hacia mí (al girarse y mirar hacia arriba, por cierto, permitió que todos viéramos más claramente sus tetas, especialmente la derecha, que era del lado que se había vuelto para mirarme) y desde aquella posición, medio tumbada sobre su toalla de playa, me miró co...

Jornada familiar en la playa (1)

Una jornada de playa en familia, con mi madre, mi tía, mi primo y mi tío, se convierte en algo más caliente que un típico día de verano y me da pie para descubrir algunas facetas desconocidas de mi madre, más abierta y liberal de lo que yo pensaba.

Había llegado julio, por fin el curso universitario quedaba atrás y me disponía a pasar un verano de no pegar ni golpe y disfrutar del descanso. Bueno, del descanso y de poco más, porque mis amigos poco a poco habían ido desfilando hacia sus lugares de veraneo y yo allí seguí todavía, en nuestra ciudad, a la espera de que a mi padre le dieran las vacaciones y pudiéramos irnos por fin. No es que me esperara un verano de fábula pero al menos en el pueblo, con mi cuadrilla de allí, lo pasaría bien y seguro que...

Tarde familiar de parchís. (V)

La partida encara su tramo final. A lo largo de la misma dos madres que parecían pudorosas y rectas han demostrado con sus hijos lo viciosas que podían llegar a ser cuando las circunstancias lo favorecen.

Los breves gestos de cierta naturaleza lésbica que habían protagonizado mi madre y mi tía en los últimos momentos, con mi madre tocándole las colgonas tetas a mi tía mientras nosotros las follábamos, y luego los toqueteos de mi tía a mi madre en las tetas, alentados por mi primo Artur, habían generado una situación curiosa en la que mi primo, que había reconocido que le ponían muy cachondo las escenas entre dos mujeres, les había preguntado si harían algo más que tocarse las tetas entre ellas. La sorprenden...

Tarde familiar de parchís. (IV)

Las fichas se van acercando a la meta y crece la intensidad sexual entre las dos cachondas madres y sus viciosos hijos. El morbo de los hijos es sólo comparable a la excitación de las dos cachondas mujeres ante la situación.

El discurrir de la partida de parchís nos había llevado a un punto en el que se había hecho del todo evidente que aquello iba a desembocar en una fiestecita sexual de lo más morbosa. El hecho de que los cuatro jugadores de la partida fuéramos dos hijos y sus respectivas madres hacía que hubiera que avanzar con tacto, muy paso a paso y midiendo los efectos de cada acción, para que todos pudiéramos sentirnos cómodos con lo que fuera ocurriendo. Si aquella partida hubiera sido de mi primo Arturo y yo con dos a...