Feminizado y emputecido (3)

Termino, por primera vez, con todos mis agujeros llenos de polla.

Escribí éste relato por orden de AMODECROSS, que hace tiempo tuvo a bien imponerme la tarea de publicar una serie de relatos, cada cual «más humillante, depravado y guarro».

A media mañana del lunes, me acerco al mostrador de una conocida cadena de hoteles baratos arrastrando tras de mí una maleta semivacía que contiene, únicamente, un vestido corto de punto de color gris que perteneció a la hermana de mi novia, mis adorados tacones, mi nueva peluca, máscara de pestañas, sombra de ojos, base de ma...

Feminizado y emputecido (2)

Continúa mi emputecimiento por webcam.

Escribí éste relato por orden de AMODECROSS, que hace tiempo tuvo a bien imponerme la tarea de publicar una serie de relatos, cada cual «más humillante, depravado y guarro».

Estoy delante del ordenador con la cámara encendida, vestido de zorra como siempre que tengo ocasión, totalmente emputecido.

La pantalla devuelve mi imagen repantigado en una silla con las piernas, vestidas con unas medias rojas hasta medio muslo y rematadas por mis tacones negros, bien abiertas, mientras con una mano me...

Feminizado y emputecido (1)

Por fin me entrego a un macho de verdad.

Escribí éste relato por orden de AMODECROSS, que hace tiempo tuvo a bien imponerme la tarea de publicar una serie de relatos, cada cual «más humillante, depravado y guarro».

«¿Cómo he llegado a esto? ¿Cómo coño ha podido pasar?» ,pienso mientras espero en el punto convenido a que AMODECROSS pase a recogerme vestido tal como me ha dicho, con un simple chándal que esconde un nada masculino suéter negro de cuello alto, un aún menos masculino tanga negro y unas medias blancas hasta medio muslo rema...

Nuestra primera experiencia nudista

La primera vez en una playa nudista con mi novia, nos dejamos llevar por el morbo y la excitación.

Sudo como un pollo, de modo que me detengo un momento para limpiarme el sudor de la cara con el brazo mientras disfruto de la visión del océano Atlántico, tan apetecible ahora que, sobre mi cabeza, el sol aprieta inclemente.

Ante mí se extiende Playa Mujeres, la primera de las paradisiacas playas del Papagayo situadas en la punta más meridional de la isla de Lanzarote.

Echo la vista atrás y veo como mi novia, rezagada un buen trecho, trepa con dificultad por uno de los muchos desniveles del pedr...