Escenario

Una observadora, una atada, un escenario. Sexo, drogas y BDSM.

El pintillo entre sus labios volvió a brillar, quemando hierba y papel. El espeso humo salió de su boca y cigarrillo volvió a descansar sobre el cenicero junto a su encendedor. Sus brazos descansaron sobre el espaldar de tres plazas de color rojo en el que se encontraba. Las luces de neón blancas en el techo hacían que su pálida piel, cubierta únicamente por la fina tela de una camisa de seda negra manga larga totalmente desabotonada, brillará. Descruzó sus piernas y se inclinó hacia delante, entrelazando l...

Sí.

Una chica tímida con una vida aburrida ve su mundo patas arriba cuando una tatuada aparece en la biblioteca que frecuenta, en el lugar dónde siempre lee.

El bullicio en aquel antro era insoportable para mí. La música electrónica estruendosa retumbaba contra mi pecho y la gran nube del humo de tabaco mezclado con el olor a cerveza barata se colaba por mis fosas nasales, molestándome. Odiaba ese lugar. Lo odiaba a morir.

¿Por qué estaba ahí? No lo sé, una chica como yo no debería estar en un lugar como ese. Una alumna destacada de la facultad de ciencias políticas no debería pisar nunca un pub de poca monta como éste. Pero aquí estaba.

Era la prime...

Primos.

Jhon descubre a sus primos perfectos y ejemplares viendo porno en su cuarto y se valdrá de su inocencia para hacerlos firmar sus contratos como esclavos.

Cuando Jhon entró a la habitación en busca de sus primos, jamás imaginó que los vería de esa forma. De hecho, Alex y Axel eran unos chicos tan delicados e ingenuos que no se podían asociar a ninguna conducta sexual. De ahí la gran sorpresa de encontrarlos masturbándose con una película porno en sus cuartos.

La mirada de Jhon se clavó directamente en sus penes y sus manos en ellas. Para él era extraño ver a dos chicos masturbarse juntos, en la misma habitación. Pensaba que eso era un acto para hacerlo...

Party.

¿Cómo no voy a disfrutar de que un falo destroce mi garganta?

A trompicones llegamos a un sitio lo suficientemente apartado del bullicio de la fiesta. Mi cabeza daba vueltas, me sentía mareada debido a la excitación que encendía cada célula de mi cuerpo. Sentir sus grandes manos apretujarme cada zona de mi cuerpo mientras me conducía sin cuidado alguno, nalgueándome o apretándome las tetas son pudor, sin delicadeza hasta aquel pasillo. La música llegaba un poco amortiguada, pero aún estábamos lo suficientemente cerca para oír algunas voces o pasos al otro lado, pero n...