En el campo de mijo
La violación de una joven, madre campesina, una tarde de verano...
El parto había sido difícil para un cuerpecillo fino como el suyo. Era de cadera estrecha, pecho plano, la criatura casi murió asfixiada entre aquellos muslos de carne magra. Después le subió la leche y aquellas pequeños pingajos de carne empezaron a abultar bajo la blusa, y ella disfrutaba en secreto el tacto de los labios húmedos del niño contra su piel. Una rara compensación por todo el sufrimiento de aquel parto interminable.
Meter a la criatura en sus entrañas no había sido desagradable, cl...