¿Por qué eres tan complicada?
Pasé por la excitación, el delirio y aterricé de bruces en la culpabilidad.
Abrí los ojos, ella no estaba. ¿Dónde se había metido? ¿La habría asustado? ¿Se habría arrepentido?. Me incorporé. Una sensación de vacío me invadió. Ni un nota, ni un mensaje, ni una llamada, ni rastro de ella.
Era tarde, tenía que ir a clase. Mi cuerpo se movía con parsimonia, me sentía débil. Quizás estaba sobre reaccionando, siempre he tendido a dramatizar, a enrrevesar las cosas. Me paré a pensar si, efectivamente, estaba exagerando. ¡Basta!, me dije, sólo había sido una noche, no tenía ni...