Mi enferma especial
Creo que ayudar a los demás es una virtud y yo pensé que debía practicarla.
Cuando leí aquel anuncio en el periódico me pareció algo estupendo y el salario mas que estupendo y cuando me aceptaron salte de alegría. El acompañar a una enferma durante seis horas por la tarde, sin la exigencia de ser enfermera, solo con la condición de charlar o leerle lo que ella quisiera me pareció no solo un trabajo facil sino agradable.
Cuando llegue la primera vez descubrí que no era exactamente una enferma. Había sufrido un accidente, la había atropellado un coche y la pobre casi no...