La pija y los vagabundos
Él siguió fotografiando su coño desnudo. Posaba una mano en los muslos de ella, subía hacia la entrepierna hasta llegar a su vulva. Click, click, click Las fotos se contaban por decenas, de todos los ángulos posibles. Aunque intentaba cerrar las piernas, o taparse mínimamente, él se lo impedía...
Era una niña muy hermosa. Él llevaba viéndola salir de su casa casi todos los días de los últimos años. Primero con su uniforme, siempre impoluto, planchado de tintorería, como le gustaba a su madre que se lo podía permitir; y después y ya en el instituto, con su ropita de marca, siempre una talla menos de la debida, marcando unos pechos enormes para su edad, que eran la envidia de compañeras y el deseo malsano de compañeros, profesores, padres de alumnos… Además, siempre iba impecablemente peinada, con su...