La pija y los vagabundos

Él siguió fotografiando su coño desnudo. Posaba una mano en los muslos de ella, subía hacia la entrepierna hasta llegar a su vulva. Click, click, click… Las fotos se contaban por decenas, de todos los ángulos posibles. Aunque intentaba cerrar las piernas, o taparse mínimamente, él se lo impedía...

Era una niña muy hermosa. Él llevaba viéndola salir de su casa casi todos los días de los últimos años. Primero con su uniforme, siempre impoluto, planchado de tintorería, como le gustaba a su madre que se lo podía permitir; y después y ya en el instituto, con su ropita de marca, siempre una talla menos de la debida, marcando unos pechos enormes para su edad, que eran la envidia de compañeras y el deseo malsano de compañeros, profesores, padres de alumnos… Además, siempre iba impecablemente peinada, con su...

Dame tus braguitas, princesa (6): Todas a una

"Seguíamos besándonos, comiéndonos la boca, cuando el primer chorro de pipí nos sorprendió, y nos hizo sonreír. Carmen puso su boca sobre el coño de su sobrina y apenas dejó escapar nada... mientras yo lamía su cara...". 6º y posiblemente último cap de la serie. Filial, mucho lésbico, anal, oral...

Tuve que contener la respiración, contar varias veces hasta 10, y pensar en que Estela seguía a mi sobrina, para no abalanzarme sobre ella. Andrea estaba hermosa, con el pelo cogido en una coleta, en espera de ser usada. Su cara mostraba asombro y estupefacción, pero también una excitación máxima por lo que con seguridad estaba a punto de suceder. Estela me miró, y juraría que también me admiró. Ninguna de ellas había reparado en mi hermosa colita, en el detalle morboso que Héctor había preparado para adorn...

Dame tus braguitas (5): La puta que llevo dentro

Posa su zapato en mi nuca, mientras comienza a empujar... Noto que mi cara se acerca al piso, así que ladeo la cara hasta que es mi mejilla la que llega al frío y mojado suelo. Pero él sigue empujando con la puntera hacia la otra mejilla, para que mi boca llegue al orín... saco la lengua...

Este relato comienza al final del primer y del tercer capítulo de esta serie.

Mi mejilla está a escasos dos centímetros del suelo del ascensor. Puedo oler el pipí de Andrea, y cada vez me noto más caliente. Sin embargo, no me atrevo. El suelo parece limpio, como si alguien lo hubiera limpiado antes de que Andrea se meara, pero… joder, es un ascensor. A saber qué coño había en esa superficie. Lucho contra mi deseo de lamer todo ese oro líquido, por sentirme posiblemente más guarra de lo que me he sen...

Dame tus braguitas, princesa (4): El sex-shop

Mucho lésbico y también dominación en este relato. Andrea y Estela resuelven algo que habían dejado meses antes a medias, montándoselo en el sex-shop mientras son observadas. Cuarto capítulo de la serie. Espero vuestras valoraciones y comentarios. Y como siempre, para más, al mail. Besos!

Este episodio comienza justo cuando acaban los dos primeros capítulos de esta serie, con lo que s *ería interesante que los leyerais previamente.

-          Hola Estela. – Me dijo aún bastante azorada. Se quedó callada un instante, así que decidí continuar yo con la conversación.

-          ¿Qué haces a estas horas por aquí, Andrea? – Le dije. – ¿No deberías estar en clase?

-          Sí, pero tenía unas cosas que hacer, muy importantes. – Añadió con la cabeza gacha, y noté como el ru...

Dame tus braguitas, princesa (3): Carmen

Carmen es muy especial, una mujer tan hermosa como guarra, una princesa muy sucia, muy puta. Y te encantará. Tercera entrega de la serie y última protagonista femenina de la misma. Espero que os guste. Y como siempre, espero vuestras críticas, valoraciones y comentarios, y para más, al mail. Besos!

No sé por dónde empezar. Tampoco sé porqué escribo. Ni siquiera sé porqué cuento todo esto. Me he convertido en una zorra incontrolable, incluso conmigo misma. Y lo mejor de todo, no sé porque soy tan feliz siéndolo. Durante muchos años creí que nadie podría entenderme. A las pocas personas a las que les confesaba mis fantasías, mis prácticas íntimas, me miraban mal, me decían que eso no estaba bien. Que no conocían a nadie que hiciera esas cosas. Que era asqueroso.

Hasta que le conocí. Os cuento todo...

Dame tus braguitas, princesa (2): Estela

Estela es una niña muy traviesa, a la que le gusta intercambiar favores. Segundo capítulo de la serie, que nos introduce a una nueva protagonista. Espero que os guste. Como siempre, vuestras valoraciones, comentarios y críticas serán bienvenidos. Y para más, al mail. Besos!

Me llamo Estela. Tengo menos años de los que mi cuerpo aparenta, por suerte para mí y desgracia de mis padres. Y digo esto porque ya llevan padeciendo por mi integridad desde hace varios. Además, no me destaco por vestir discreta, precisamente. Pero es que tengo un cuerpo hermoso, y no quiero esconderlo. Soy pelirroja, de ojos pardos bastante grandes, con una cara aniñada llena de pecas, pero tengo un cuerpo generoso. Mis tetas se han desarrollado mucho, demasiado dice mi madre, coronadas por dos aureolas e...

Dame tus braguitas, princesa (1): Andrea

Dominación, fetichismo, oral, voyerismo... Tras un tiempo reposando, Héctor vuelve a las andadas. Primer capítulo de una nueva serie. Espero que os guste. Como siempre, espero vuestras críticas, valoraciones y comentarios. Y para cualquier cosa, al mail lalenguavoraz@hotmail.com. Os espero. Besos!

El tiempo pasa. Irremediablemente. Tras la bacanal en la casona de Sergio, yo había sobrepasado todos los límites, y necesitaba un reposo. Durante meses, intenté no implicarme con ninguna de mis chicas, aunque con Bea me veía periódicamente. Me era imposible no hacerlo. De alguna forma extraña, amaba a aquella mujer.

Con el paso de los meses mi vida se había revolucionando a pasos agigantados. Mis gustos sexuales se habían extremado, y al mismo tiempo también se había ampliado mucho el espectro, acept...

La Muñeca 2: Sumisión

Segunda parte de la serie, con nuevos personajes. Nuestra protagonista cede al empuje del chico, y acaba sometida a él. Mucha dominación en ésta, aunque también buenas dosis de exhibicionismo. Como siempre, espero vuestras críticas, comentarios y valoraciones. Y para más, al mail. Besos.

Evidentemente no fue un orgasmo devastador, pero el bofetón me pilló tan de sorpresa, y venía tan excitada de la situación... y su mirada... que no pude evitarlo. El cosquilleo en mi vulva me provocó un escalofrío, y me azoré un poco. Intenté aguantarle la mirada, pero no pude. Había seguridad en ella. Más por dignidad que por convicción intenté devolverle el bofetón. Me cogió la mano en el aire, y la llevó por encima de mi cabeza, hasta empotrarla contra la puerta. Era más fuerte que yo. Intenté resistirme...

La muñeca

Una hermosa muñeca exhibicionista comienza a recibir mails subidos de tono. Historia de intriga, con mucho exhibicionismo, tintes lésbicos y también de dominación. Espero q os guste. Como siempre, espero vuestras valoraciones y comentarios. Y para más, en lalenguavoraz@hotmail.com. Os espero! Besos

La muñeca

Abrí la puerta, con cierto temor. Había luz en el interior. Nada más cruzar el umbral, alguien estiró de mí, me empujó contra la pared, cerró la puerta y pasó el pestillo. Cuando vi quien era, me sonreí.

-          ¿Así que eres tú? – Le dije casi con sorna.

Se giró, me miró de mala manera, y me soltó un bofetón. No fue violento, pero si sonoro, pesado, contundente. Tanto, que provocó un escalofrío que recorrió mi mejilla, pasó por mi pecho, y bajó por mi entrepierna desnuda...

Bea y Ruth: Sumisas, atadas, expuestas, felices.

Sadomaso, zoofilia, filial... Segunda parte de la orgía en la casona de Sergio. Espero que os guste. Como siempre, críticas, valoraciones, comentarios son bien recibidos. Como siempre, para sugerencias y demás, al mail lalenguavoraz@hotmail.com Besos!

Observé un poco a todos. La verdad, había caras de cansancio. Algunos de los hombres llevábamos ya un par de corridas encima, y las chicas… bueno, no se podían contar. Pero apenas llevábamos una hora de “juerga”. Es verdad que había sido alucinante, y con casi todos los objetivos cumplidos. Pero… yo quería más. Mis ansias de probar no tenían límite. Era una cosa que me asustaba, que me preocupaba. Llevaba ya bastante tiempo en que no me cortaba en pedir, en exigir lo que me apetecía. En algunas circunstanci...