En el colegio

Siempre le había llamado la atención ese muchacho que cogía las llamadas en secretaría y con la excusa que se la había bajado la tensión por el clima, se quedó allí con él.

El camino hacia el colegio es siempre igual a decir verdad. Las verdes copas de los árboles coronan el bulevar y lo convierten en una bonita postal de otoño.

Estamos a mediados de julio en Argentina, y el frío comienza a calarme los huesos lentamente mientras apresuro el paso para llegar a mi destino.

Por más que las medias de lana cubren la desnudez de mis piernas, el viento helado se filtra y mi pone la piel de gallina. Los pezones comienzan a dolerme por el roce de la tela sobre ellos...