Los placeres prohibidos 5
Sabía que no hacían falta palabras para saber a lo que queríamos llegar los dos. No iba a estropear el momento con mis bromas, simplemente iba a disfrutar de ella, de Becky de mi prima.
EDUARDO
Ese sábado tras la cena con los amigos no tardé mucho en retirarme. Quería dormirme a una hora prudente para poder salir a correr a la mañana siguiente, así que algo antes de las 2 de la madrugada, estando algo ebrio, caminé hacia mi casa perdido en mis pensamientos.
Hacía dos semanas a esa misma hora me encontraba durmiendo en una casa rural, tras haber pasado un improvisado día a solas con mi prima. Todo había cambiado desde entonces. Becky se comportaba conmigo como la recordaba...