Una pequeña carta de disculpa

Por esos periodos de tiempo sufriendo "La maldición de la mente en blanco".

No sé si es impotencia lo que siento cuando me ocurre. Día tras día abro una hoja de Word y la observo durante minutos. Escribo. Borro. Escribo. Leo, me decepciona, borro.

Son esas ganas de escribir y esa imposibilidad de lograr algo satisfactorio. Son esas ideas agolpadas en mi cabeza, esos proyectos que se pisan unos a otros, deseando salir los primeros, caminar por el teclado y reflejarse en la pantalla.

Frases infinitas, conversaciones que prácticamente han aparecido por sorpresa en mi mente...

Los placeres prohibidos 12

Me crucé de brazos y suspiré nervioso. “Ya está, ya no hay vuelta atrás”, me dije. Todo lo que había ocurrido en las últimas horas me había hecho tomar la decisión de marcharme, pero todavía no era capaz de asumir las consecuencias de lo que iba a hacer.

DAVID

El motor del autobús comenzó a sonar, devolviéndome a la realidad. Miré un momento por la ventanilla, observando la noche, y sentí la necesidad de cerrar la cortina para evitar ver el exterior. Me crucé de brazos y suspiré nervioso. “Ya está, ya no hay vuelta atrás”, me dije. Todo lo que había ocurrido en las últimas horas me había hecho tomar la decisión de marcharme, pero todavía no era capaz de asumir las consecuencias de lo que iba a hacer.

Había perdido la cuenta del tiempo que...

Besos, quiero besos

¿Hacen falta palabras para describir un sentimiento? (Resubido desde mi antiguo perfil)

Me despierto y le veo tumbado a mi lado, con los ojos cerrados y los labios entreabiertos, tentadores. Me consume por dentro no poder besarlos. Giro en la cama dándole la espalda. Mis movimientos le despiertan. Pasa una mano por mi cintura y se acerca a mí. El contacto de siempre, pero nada más. No me atrevo a dar el paso.

Noto su cálida y lenta respiración en mi nuca, demasiado cerca. Cierro los ojos para inundarme de esa sensación. Respiro hondo. Suspiro. Pongo mi mano sobre la suya y la acaricio, l...

Los placeres prohibidos 11

- Me encanta cuando sonríes así. – Edu me abrazó desde atrás, haciendo que yo dejara de caminar, y respiró contra mi mejilla – Nada de pensar en todo eso ahora. Mira, mañana para relajarte nos vamos a la piscina. Con lo que relaja el agua, dormirás como un bebé...

BECKY

Martes, otro día más de estudio. Habíamos terminado las clases del cuatrimestre debido a la cercanía de los exámenes, y las jornadas se me hacían eternas. Madrugábamos para ir a la biblioteca, nos marchábamos a comer cuando ya llevaban horas rugiéndonos las tripas y volvíamos con la modorra postprandial. Lo único que hacía que mis días salieran de una rutina mortífera eran las clases con Edu en el polideportivo.

Ese día ocupábamos una mesa de cuatro personas. Dani y yo nos sentábamos...

Los placeres prohibidos 10

Y sucedió de nuevo, como la primera vez que habíamos bailado, aún sin saber quién era cada uno. La gente a mi alrededor desapareció. En mi mente sólo estábamos Becky, yo y aquél local que ya nos había llevado hacia la lujuria en una ocasión.

EDUARDO

Sonaban villancicos en ‘El Corralón’. El bar era un mar de espumillones y copos de nieve pegados en cada rincón. El verlo un tanto recargado dejaba claro que había sido Paco, y no su mujer, quien había decorado el lugar. Pero el efecto lo conseguía igual: Se respiraba espíritu navideño y la gente elevaba sus voces y sus carcajadas por encima de la música, mientras disfrutaban de la última tarde del año.

Nos encontrábamos en una mesa al fondo del bar, en un intento vano por evitar a...

Los placeres prohibidos 9

Necesito estar contigo de esa manera para que el recuerdo de lo bonito que es no sea borrado por la pesadilla de lo horrible que puede ser.

BECKY

Tres jueves. Tres semanas habían pasado desde aquello que parecía haber sido un antes y un después en mi vida. El profesor de ginecología y obstetricia nos hablaba sobre los efectos que podía causar un trauma sexual sobre una mujer. No le escuchaba. No me hacía falta, los conocía bien. Mi mente voló del aula una vez más. No sabía cuántas horas reales había estado atendiendo en mis clases esa última época, pero no habían sido muchas. Desde luego, los exámenes que tan próximos tenía me resul...

Los placeres prohibidos 8

Fue un beso salado, por las lágrimas, pero dulce en mi cabeza. No pensaba que volviera a sentir de nuevo aquél estremecimiento que me producía hasta el contacto más inocente con mi prima.

EDUARDO

Hacía frío, pero el sol no se había escondido. Mientras me dirigía al bar de siempre, podía ver cómo las nubes redondeadas y blancas adornaban el cielo. Si no hubiera mirado el termómetro antes de salir de casa, habría pensado que no me hacía falta abrigarme. Me alegraba de haberlo hecho. Incluso con el abrigo de invierno sentía las manos heladas.

Llegué a ‘El Corralón’ para encontrármelo como siempre. Paco, el camarero, me saludó con un alzar de cabeza y una sonrisa. Alberto...

Los placeres prohibidos 7

Me convenció con un suave masaje en la entrepierna, y con la promesa de que llegado el momento me daría lo mismo que le había dado a aquél hombre. Yo sólo tenía que mantenerme callado. Recuerdo que esa noche no fui capaz de despegar mi mano de entre mis piernas, recordando lo que había visto.

DAVID

Observé la escena que tenía ante mí por un instante. Mi tío Víctor, mi padre y Quique,  un amigo de ambos. Los tres me habían estado observando mientras cumplía mi parte. Los tres habían ayudado a mantenerla quieta para hacérmelo más fácil. La chica a la que acababa de violar estaba tendida en el sofá, sollozando y encogida. Lo había hecho, tal y como me habían ordenado, como castigo a quien tanto daño había producido.

Los acontecimientos que me trajeron a este momento habían empezad...

Los placeres prohibidos 6

Edu se estaba dejando llevar, quería explotar de una vez. Le había dejado con la miel en los labios y necesitaba descargar. Me gustaba esa forma suya de actuar tanto como la tierna y cuidadosa, tanto como la generosa.

BECKY

Era un miércoles de mediados de noviembre y por fin hacía frío. Por primera vez necesité sacar el abrigo de invierno. Al entrar en el polideportivo el contraste de temperaturas sonrojó mis mejillas y me obligó a desabrocharlo. Bajé las escaleras hasta el aula donde Edu impartía las clases de baile para esperarle frente a la puerta.

No sabía por qué razón, la anterior monitora de baile había dimitido hacía un par de lunes. Le habían ofrecido el puesto a Edu de una forma muy precipitad...

Estar sola en casa tiene sus peligros

A veces el trabajo de un técnico de mantenimiento puede ser más amplio de lo que debería... (Resubido desde mi antiguo perfil)

Mi nombre es Alina. Tenía 20 años cuando ocurrió esta historia. Soy una chica bajita, de pelo liso y castaño claro y ojos color miel. Soy bajita, pero estoy bien proporcionada. Si tengo que destacar algo de mi cuerpo, es mi trasero. Aunque no es excesivamente grande, tiene esa forma graciosa y respingona que no permite que pase desapercibido lleve la prenda que lleve.

La noche anterior a cuando ocurrió había estado de fiesta con mis amigos hasta casi el amanecer. Era verano, julio exactamente, y mis p...