No es lo mismo
O como sentir de forma distinta algunos momentos.
Mi collar y cadena, objetos inanimados a priori, se convierten en motivo de culto cuando el primero adorna mi cuello y la segunda, arrastra por el suelo mientras gateo hacia el sofá. Mi melena rizada, despeinada, aún mojada, se convierte en la mejor de las riendas, para la mano firme que enredada en ella, me guiará de nuevo, haciendo que mi espalda se arquee, y mi boca se abra emitiendo sonidos entre el dolor y el placer.
Ya estuve así antes, más de 20 hombres han alabado mi culo y el ritmo de mis cad...