Adicción
Vicios y virtudes
Me considero adicta a los hombres. A su olor. A su barba de tres días. A sus actos de niños. A saber cómo excitarles en cada momento.
A coger su pene y mientras me lo llevo a la boca, mirarles profundamente a los ojos.
A enredarlo entre mis pechos, y en cada subida, intentar lamerlo.
A devorar sus huevos.
A cada embestida y rebote.
A cada gemido que me provocan.
A cada gota de líquido que consigo obtener.
Cada día empieza con un hormigueo en mi vientre, porque me le...