Solo iba a ser un paseo...
Raquel está esperando a su hija a la salida de un concierto. Un inocente paseo para matar el tiempo se convertirá en un descenso a los abismos de la depravación...
Raquel apuró el café del vaso de cartón apoyada contra la puerta de su Volvo C60. Miró el reloj. Eran las 22.45. Podía quedar aún más de una hora para que su hija saliera del pabellón multiusos en el que se estaba celebrando el concierto de uno de esos traperos o cómo se llamaran que ahora estaban de moda. Raquel suspiró y empezó a deambular lentamente por el aparcamiento. Estaba absolutamente lleno de coches, algunos de ellos con algún progenitor como ella en su interior esperando a sus hijos adolescentes....