Juegos de una noche con mi esposa
Una salida nocturna que empieza con cena para dos y acaba con postre para tres
Juegos de una noche con mi esposa
Se había puesto el mono rojo, ese que le hacía que se le mezclaran los cachetes del culo y se le pegaran cuando caminaba. Tenía a todo el restaurante en vela. Cuando se levantaba al baño los hombres giraban la cabeza, también algunas mujeres, y ella regresaba caminando despacio, a propósito, para dejarse ver y acariciar con las miradas. Le gustaba sentirse deseada, porque era joven y estaba viviendo los mejores momentos de nuestro matrimonio. Es ahora cuando se ha...