Mi secretario
Mazikeen un espíritu libre encaprichada de su secretario Taylor, desde hace bastante tiempo. Pero un día las tornas se giran y todo comienza a ir a su favor.
Era tarde y no recordaba donde estaba, me dolía la cabeza y todo daba vueltas a mí alrededor, miré de casualidad mi carísimo reloj que colgaba de mi fina muñeca y en ese momento entré en estado de alarma.
Llegaba tarde a la oficina, en cinco años que había estado trabajando jamás me había dado el lujo de llegar tarde, aunque fuese la jefa eso no quería decir que pudiera saltarme a la torera lo que quisiera.
Corriendo como pude busqué mi ropa interior que no encontraba por ningún sitio.
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