La profesora de Biología (3)

Se marchó para su mesa, a seguir la charla y las risas con los demás profes. Mi miraba, dudando de si cumplir con mis deseos. Me acerqué a la barra a pedir una ronda más para Cristina y para mí, y al pasar a su lado, la miré queriendo recordar mi petición.

Después de follarme a la profesora de Biología en una noche de fiesta, de verla entregada a mi como una adolescente más, estaba muy confundido. En mi mente de adolescente, y aunque nadie lo sabía, yo tenía una relación con ella, y con esa idea acudí el Lunes a clase. Yo iba al instituto andando, y llegué temprano, y así poder verla, hablar con ella, mirarle a los ojos de cerca, ..... Cuando aparcó su coche, me evitó completamente, optó por no saludarme, ni siquiera mirarme, pasó como si yo fuese un alumno m...

La profesora de Biología (2)

Su actitud había cambiado desde hacía media hora, y parecía que ahora disfrutaba calentándome con la presencia en el mismo local de su marido, y yo no iba a ser el que diese un paso atrás, después de tantos días deseando ese momento

No sabría decir que nos pasó los días posteriores al encuento en el bus en aquella excursión, pero cada vez que nos veíamos, había entre nosotros una especie de calma tensa. En clase, evitaba mirarme cuando se dirigía al resto de los alumnos, en cambio, la había pillado haciéndolo disimuladamente en los momentos en que nos ponía alguna tarea. Ahora pienso que recelaba de que yo pudiese irme de la lengua y que se airease todo aquello. Por mi parte, no me atrevía, o no sabía como dirigirme a ella, yo si la mi...

La profesora de Biología

Nunca pensé que los sueños eróticos de un chaval de 18 años, se hiciesen realidad en una mezcla de locura y morbo, que me llevaron al descubrimiento del sexo más pleno y más enfermizo.

Aclaro que aunque los nombres serán invantados, esta historia es completamente real, y ocurrió cuando yo tenía 18 años y cursaba COU en un instituto en Galicia, donde vivo.

Mi nombre será Daniel, y lejos de ser el típico chico guapo y/o fuerte, me definiría como un tipo normal, más bajo que alto, delgado, y por aquella époco, con cara de no haber roto un plato. Quizá mi mayor virtud con las chicas era el ser un poco caradura y atrevido.

Había tenido alguna novieta de juventud y, aunque no era vi...