La oficina
Obedecí, me agarro por el pelo, y me lo metió hasta el fondo, me daba con tanta fuerza que podía sentirla en mi garganta, sin ninguna arcada, ya estaba acostumbrada a la de pablo que era grande. Obedecí a sus ritmos, violentos y suaves.
El año pasado en verano, hizo un calor espantoso salir a pie, en bicicleta o autobús era difícil, pues el sudor empezaba a correr por todas partes del cuerpo.
Para ese momento estaba trabajando en una empresa multinacional, que quedaba en el centro de la ciudad. Para ese entonces, vivía a 30 minutos en tren, luego tomar el subte, y al salir a 4 cuadras llegaba a la oficina.
Con esos calorones, el personal de la empresa decidió hacer una reunión para decirle a sus empleados que por los meses de v...