El último beso.
Adiós Ainhoa, voy a amarte toda la vida, con cada poro de mi ser y extracto de la esencia de mi alma. Mi sueño siempre serás tú.
El tiempo pasaba lento, al contrario de mi corazón acelerado. Sentado en la barra del bar de aquel lujoso hotel de blancas y doradas paredes colocaba una y otra vez la camisa negra bajo la chaqueta de mi traje color burdeos. Mis manos temblaban cada vez que alzaba el grueso vaso cargado de Jack Daniels de cosecha antigua, necesitaba el alcohol para calmar los nervios de reencontrarme con la que fue mi primer amor media década atrás.
El taburete de piel sintética negra se volvía cada vez mas incomodo baj...