Con las manos en la masa.
Por fin mi esposa cumple una de mis fantasías, verlas acostarse con otra mujer y es pillada sin saber que la observo a ella y su amiga.
Jamás olvidaré ese preciso instante en el que por fin mis sueños se hicieron realidad. Aún me excito solo de recordarlo y mi corazón se pone a mil como si me hubiera pinchado adrenalina en vena.
Todo comenzó como cualquier otra experiencia en pareja, con un poco de suerte, el destino quizás, y un poco de preparación a que aquel maravilloso acontecimiento se diera.
Mi paraje y yo siempre hemos sido una pareja muy juguetona, nos encanta decirnos cosas al oído mientras practicamos sexo, incluso hem...