Caricias robadas III Desenlace

Nuestro joven protagonista entra en el portal, siguiendo al chico del tattoo, se ha masturbado polla y culo hasta agotarse muchas veces fantaseando como podría ser este momento y por fin, está sucediendo.

-Sígueme, ten cuidado, no hay luz en todo el edificio, son 5 plantas, 3 tramos de escaleras por planta.

El silencio solo se rompe por el sonido de sus pies al subir las escaleras.

Terminó de subir el último tramo y el chico el tatoo en la nuca le cogió con fuerza de la cintura y empezó a besarle con pasión mientras recorría su cuerpo con las manos, al corresponder al abrazo se dió cuenta que su desconocido amante ya tenía el torso desnudo, era un torso muy común, más o menos delgado, con poc...

Puente de mayo: cambio de aceite

Andrés folla mucho desde que se mudó a un barrio obrero en los límites de la ciudad. Se va de puente con unos amigos para intentar relajarse y alejarse de tanto sexo ¿lo conseguirá?

Desde que me he mudado a vivir solo, cada dos por tres acabo en situaciones de lo más extrañas normalmente cabo follando, casi no voy a basto, parece que vivo en un película porno, mis vacaciones del punete de mayo por ejemplo

-Buenas tardes, vengo a por el polo rojo- le digo al del taller casi sin respiración por llegar corriendo.

-Coge aire chico que te va a dar algo, si, tu coche esta a punto.- responde mirándome de arriba a abajo- Qué, ¿vienes de correr?

-Si, no quería que me cer...

Caricias robadas II

Nuevo encuentro homoerótico en el transporte público, esta vez con un final diferente

Este año no hay dinero para ir la playa, así que tocaba quedarse este inmenso horno que es Madrid en verano.

Entretenerse no es fácil, los amigos están fuera, y la calle arde durante el día, un pasatiempo de nuestro protagonista es viajar en los autobuses urbanos, para ver la cuidad desierta desde un cómodo asiento con aire acondicionado, salir de casa de ayudaba a alejarse un poco del recuerdo de lo que pasó en el metro hace unos meses, solo con recordarlo se empalma en pocos segundos.

Han...

Caricias robadas

Una breve y anónima historia de metro

Un día cualquiera de mayo.

Un chico sube a un tren de metro de los antiguos, el aire acondicionado está apagado, afortunadamente no hay mucha gente, la suerte dura poco, en la siguiente parada el tren se llena, quedando apretujado con su bolsa de deporte en uno de los rincones del vagón. Pese a lo incómodo de la situación, se concentra en la lectura y la música, que nota a nota, frase a frase, le ayudan a relajarse.

Las prisas de la vida moderna le han llevado a hacer la bolsa de deporte dep...