Orgullo profesional
Un ejecutivo privado de un merecido ascenso encuentra la oportunidad de vengarse en una fiesta.
Eran las tres de la madrugada y apuraba mi cuarta copa de Habana 7, maldiciendo mi mala suerte. Hoy me acababan de comunicar que no sería el sucesor del director general, recién jubilado. Joder!! Llevaba años trabajando para recoger el testigo algún día, pero los accionistas creyeron conveniente que el sustituto viniese de Madrid, así que no estaba yo para muchas alegrías.
Tras permanecer un par de horas mas en el pub regrese a mi apartamento, maldiciendo la empresa y mi mala suerte.
Por l...