En Aquellas Aguas Cristalinas
El agua era fría y transparente. El sonido de la cascada dificultaba escuchar lo que decía. Mejor era no hablar. Ella se sumergió y nadó de un lado a otro del charco de forma transversal a donde yo estaba, luego nadó al lado opuesto de donde yo estaba. Se puso de pie y sacó sus senos del agua.
Hace más de 20 años que visito una tienda de dulces tradicionales de Santo Domingo y en ella conocí a una joven que atiende allí desde hace unos seis u ocho años. Hace mucho que me dí cuenta de que ambos nos vemos mutuamente con agrado, lo digo porque me alegro al verla y percibo su reciprocidad cuando llego a la dulcería y saludo.
Ella tiene un cuerpo precioso, una sonrisa y una mirada con picardía para conmigo. En ocasiones cuando me pasa algún dulce de los que pido le he sostenido su mano mientra...