El día en que se la chupé a un vagabundo.
Me llamo Diana y cuando lo pienso no sé como llegó a pasar aunque no me arrepiento. Sólo sé que aquel vagabundo tenía una polla bien grande y no pude evitar metérmela en la boca.
El viento soplaba fortísimo. Me costaba dar cada paso, y para colmo había empezado a caer un agua que poco a poco iba calando. Estaba recién salida del trabajo, ya había anochecido, y con este tiempo, ni un alma. Estaba empezando a darme miedo, miedo de que me cayera algo encima, o que algún objeto que viniera volando me golpeara.
Estaba encarando la calle en la que vivo, cuando muy cerca de mi portal, a unos cinco metros vi a un hombre tumbado. Más bien derribado. Había una lámina de metal, a su lado...