Sabor Salado

Rosa, una jovencita viciosa, descubre los inexplicables placeres de mezclar su postre favorito con el semen de su dispuesto, comprensivo y complaciente novio.

Solía quedar para comer con mi amiga Amparo una vez al mes, más o menos. Aunque unos años mayor que yo, habíamos sintonizado desde el primer instante nada más conocernos y poco después éramos íntimas y confidentes, sobre todo en cuanto a sexo se refiere. Habíamos compartido novios, aventuras, lechos y todo junto en más de una ocasión, no había secretos entre nosotras. Éramos un par de cachondas siempre en busca de nuevas sensaciones y, la verdad, casi siempre era ella la que me enseñaba nuevos trucos o me h...