Sin medir las consecuencias (III)

Sin medir las consecuencias (III)...

El centro de control de la empresa de seguridad que había sido contratada para vigilar el polígono industrial estaba totalmente tranquilo en aquel atardecer de verano. Desde una pequeña habitación en un extremo del complejo se controlaban las cámaras de control remoto instaladas en las naves industriales y las calles principales. Asimismo se recibian los partes de radio de los vigilantes que por parejas hacían rondas en sus coches todo terreno.

Mediante un ordenador se accedía a las bases de datos con...

Sin medir las consecuencias (IV)

Sin medir las consecuencias (IV)...

Las imágenes se repetían en su cabeza con insistencia. A través de la cámara de vigilancia había visto a la chica de aquella empresa masturbarse furiosamente una tarde de sábado, en su puesto de trabajo, delante del ordenador. Ella misma, vigilante jurada, de servicio en los monitores, había sentido una curiosa excitación al ver a quella mujer semidesnuda jugar entre sus piernas con sus dedos, introduciéndose el mango de un abrecartas y luego muchas más cosas a lo largo de casi dos horas. Había llegado el r...

Elena (VIII: Una velada íntima II)

La anfitriona de la fiesta relata su vida a Elena y le habla sobre su primer encuentro lésbico.

Una velada íntima, con poca gente, es siempre más agradable que las fiestas tumultuosas con un montón de personas deambulando por la casa, bebiendo demasiado y organizando ruido.

Esta prometía ser tranquila. Poder charlar sin levantar el tono de voz más de lo necesario, sin meter la boca en el oído del interlocutor y terminar con ronquera era algo que siempre se agradecía. En lugar de bacalao o tecno, música new age sin más pretensiones que crear un ambiente agradable.

La casa donde se celebraba...

Elena (VII: Una velada íntima I)

Elena se prepara para acudir a un cóctel, eligiendo la ropa cuidadosamente. Pero empieza a excitarse y termina masturbándose con deleite.

La forma en que la tela se ceñía a las caderas de Elena era absolutamente perfecta. El vestido era escotado por delante dejando ver buena parte de sus senos. Una cadena plana plateada era el único complemento. No necesitaba sujetador. Sus pechos eran firmes y peleaban con éxito contra la gravedad. Sus pezones, oscuros y grandes, se marcaban en la fina tela. De hecho el roce más leve hacía que su protuberancia fuera evidente para cualquiera, pero más aún para Elena que recibía la caricia del tejido como unos...

Sin medir las consecuencias (V)

Sin medir las consecuencias (V)...

Paula tardó poco en coger el coche y llegar a casa de Fernando. Venía de rondar junto a la casa de la chica de la empresa, aquella a la que había visto a través de los monitores "jugando" frente a su ordenador. Había salido a la terraza justo cuando ella pensaba ya en marcharse. La observó tender su ropa interior y sintió que la excitación crecía en su interior, recordando las escenas de esa misma chica masturbándose. La llamada de Fernando la sacó de su ensoñación. Decidió que Fernando "calmaría" el fuego...

Sin medir las consecuencias (II)

Sin medir las consecuencias (II)...

Los días pasaban con el normal ajetreo de trabajo. Había mucho movimiento en la planta y las mercancías entraban y salían sin cesar. Sin embargo había una cierta alarma en la dirección por las denuncias que se habían presentado a causa de ciertos robos en varias naves del polígono industrial. La decisión de los empresarios fué unánime y se contrató un servicio de seguridad que vigilara las veinticuatro horas del día.

La imagen de los hombres y mujeres uniformados haciendo la ronda con sus vehículos 4x...

Especial para mentes calenturientas (II)

El cuerpo de la mujer está tenso, anhelante, deseando y a la vez temiendo la primera penetración en su culito. Pero el deseo se impone y se consuma.

Tu cuerpo está palpitando de deseo, noto tu ansiedad, que no es menor que la mía. Debo controlarme con un resto de cordura antes de que el instinto me obligue a abalanzarme sobre ti.

El espectáculo de tus muslos abiertos, de tus nalgas abiertas por tus manos y el oscuro agujero de tu ano, contrayéndose y guiñándome su ojo ciego, hacen que me enardezca, me excite hasta casi olvidar la ternura. Algo en mí desea tomarte con violencia, sin miramientos. Quiere que te penetre sin más, hasta satisfacer salva...

Sin medir las consecuencias (I)

Sin medir las consecuencias (I)...

Era una suerte tener un trabajo así. Llevaba dos años en una empresa subsidiaria de una multinacional. Sus tareas se relacionaban siempre con ordenadores. Aparte de lo cansado que resultaba pasar un montón de horas diarias sentada delante de una máquina, luego tenía sus compensaciones.

La primera era acceso libre a Internet. Podía pasar el día entero conectada a la red mientras en otras ventanas continuaba con tareas de correo, contabilidad, etc. Siempre mantenía un par de navegadores en marcha, busca...