Madre preocupada

Hacía bastantes días que esa mujer apenas dormía y la causa no era otra que la preocupación que le causaba el mal estado en el se encontraba su hijo.

Hacía bastantes días que esa mujer apenas dormía y la causa no era otra que la preocupación que le causaba el mal estado en el se encontraba su hijo. Pero esa noche todavía se acrecentó más y no pegó ojo. El diagnostico o la resolución que le dio el psicoanalista a su hijo para que saliera de la depresión en la que se encontraba, no acababa de ver claro como a corto plazo pudiera conseguir su curación. No podía ser, ni podía aguantar más ver a su hijo abatido y sin ningún aliciente, salvo su trabajo. En gra...

Cine para mayores

En la única sala de cine que había en el pueblo, iban a proyectar una película que protagonizaba Sophia Loren y en el cartel anunciaba que era para mayores de dieciocho años.

Estamos en pleno siglo XXI y para muchos de nosotros, este relato no nos parecerá excesivamente erótico, pero si fuéramos capaces de trasladarnos a los años 60 del siglo XX, quizás cambiásemos de opinión.

El protagonista de esta historia, en ese tiempo, todavía no había cumplido los dieciocho años y ardía en deseos de que llegara el día en que su carnet de identidad los testificara. Era importante llegar a tener esa edad para poder ser admitido en ciertos lugares, sin que te llamaran la atención o t...

Falsa provocación

Llegó el momento de los postres y algo más dulce se unió a ellos. Sentí como un pié, desprovisto de zapato, se posó encima del mío.

Una blusa escotada, dejaba entrever unos pechos turgentes y deseables  para cualquier hijo de vecino. Lo demás del cuerpo de mi tía también era digno de admirar, pero el primer vistazo, al verla, se dirigió a ese relieve fantástico que tan grato recuerdo guardaba. Me trasladaba a la edad de trece años. Edad en la que tuve ocasión de poder admirarlos, produciéndome tal hormigueo en mis genitales que mi mano se aferró a mi pene, provocando la que fue mi primera masturbación.

Si yo tenía trece años, mi...

Deseo de conocer a mi madre

“Tu madre no murió en el parto cuando tú naciste…” Comenzó a decirme mi abuela.

“Recuérdame cuando lleguemos a casa, de que te desvele el secreto que tantos años llevo guardado”. Fueron las palabras que mi abuela me dijo estando en el cementerio, dando el último adiós a mi abuelo.

Era una mañana gris, a la que acompañaba una lluvia persistente que hacían imprescindible tener abiertos los paraguas. Era el único medio para evitar que saliésemos del cementerio calados hasta los huesos. Quizás por esta razón, poca gente nos acompañó en el sepelio, aunque a decir verdad el carácter...

Me puso en manos de su hermano.

Me había costado una barbaridad acceder al deseo y petición de mi marido, para que después viniese ese necio y me dijese: “ahí te quedas, no me pones”.

Mi cuñado me rechazaba. Me parecía imposible que me dejara allí, tumbada en la cama sin intentar siquiera introducir su miembro viril en mi vagina para cumplir lo que habíamos pactado.

Me había costado una barbaridad acceder al deseo y petición de mi marido, para que después viniese ese necio y me dijese: “ahí te quedas, no me pones”. Me sentí muy ofendida, humillada y despreciada.

No me las voy a dar de ser la mujer diez, pero me considero lo suficiente atractiva para ser deseada por muchos hom...

Mi mejor polvo

No cabe duda que los mejores polvos son aquellos que surgen cuando menos lo esperas, pero si aparte de que no lo esperas, es el polvo más extraordinario, increíble e inimaginable, que puedes llegar a disfrutar, es digno de ser enmarcado y ser recordado.

No cabe duda que los mejores polvos son aquellos que surgen cuando menos lo esperas, pero si aparte de que no lo esperas, es el polvo más extraordinario, increíble e inimaginable, que puedes llegar a disfrutar, es digno de ser  enmarcado y ser recordado.

Puedo empezar diciendo que no soy una persona especial. Me defino como una persona ni alta ni baja; ni gordo ni flaco; ni feo ni guapo. En fin, soy uno de tantos. Mi nombre es Enrique, tengo treinta años, estoy casado con una guapa mujer y tenemos una...

Mi querida hermanita me lo arrebató.

Como llegaba a odiar las reuniones familiares que se prolongaban más de un día.

Como llegaba a odiar las reuniones familiares que se prolongaban más de un día. Me explico: mi hermana y yo con nuestros respectivos maridos, solemos reunirnos una vez al mes con nuestros padres, en la casa que disponían en un bonito pueblo de montaña. Era algo que acordamos mi hermana y yo cuando contrajimos matrimonio y abandonamos la casa familiar. Salvo fuerza mayor, no faltamos a la cita.

¿Qué tenía de particular para odiar esas reuniones? En realidad, no debería aborrecerlas. Con mi padre me veí...

Atracción genética

Una simple conversación con mi hijo, fue el punto de inflexión para que surgiera algo que no esperaba ver ni oír, pero que sirvió de despertador para que renacieran en mí deseos sexuales adormecidos.

Si alguien espera en este relato algo en extremo morboso, retorcido o en exceso erótico, mejor que no siga leyendo y busque otra narración. Esta es una historia sencilla, pero no deja de ser mi historia. Si he decidido contarla, es para proclamar la felicidad que siento después de vivir unos días de completa angustia, ante los pensamientos tan disparatados que me estaban invadiendo y no daba crédito a que aflorasen en mi mente.

No quiero que vean en mí una mujer mojigata que se asusta del sexo y no lo...

Ni hijo, ni sobrino, ni hermano, era

Lo que son las cosas, salta una chispa y puede llegar a provocar un incendio difícil de apagar.

No se como comenzar, pero aunque muero de ganas de que conozcáis el final de mi historia, algo tendré que relatar para que se entienda, el como y el por qué, he llegado a completarme como mujer.

Ya se que no es plato de buen gusto oír lamentaciones como: “mi vida ha sido una amargura”, “he tenido muchos desengaños”, “nada me ha salido bien” y así hasta la saciedad. Pero lo cierto es que mi vida no ha sido como para echar cohetes.

También se que las lamentaciones no sirven de nada y entregarse a...

Una suegra que dejó de serlo.

Si alguien me hubiera dicho antes que iba a llegar a llegar a besar de forma ardiente a mi suegra, le hubiera dicho que no estaba en sus cabales, pero ahí estaba, apretando mis labios en su boca.

Si alguien me hubiera dicho antes que iba a llegar a llegar a besar de forma ardiente a mi suegra, le hubiera dicho que no estaba en sus cabales, pero ahí estaba, apretando mis labios en su boca.

¿Cómo pude llegar a esto? Nunca me lo hubiera imaginado, pero algunas cosas sin buscarlas surgen y te ves envuelto sin poder echar marcha atrás.

Os cuento. Me llamo Raúl. Soy un hombre de 36 años casado desde hace dos años con una joven a la que le paso bastantes años, demasiados. Quizás esa diferencia...