Aventura en el hospital
Mientras que mi convaleciente esposa Julia descansaba y se recuperaba de su operación, la otra acompañante de la misma habitación me magreaba en el bar y en una estancia reservada por la noche
Por desgracia nos ubicaron en la habitación más próxima a la escalera, aunque también tendría sus ventajas, el trasiego de los visitantes no nos dejaba descansar mucho, ya que estaba cercana al hall de la segunda planta.
Al entrar en la habitación con mi esposa Nuria, recién operada de un desgarro abdominal, vi enseguida la deslumbrante sonrisa de Julia, una rubia de 35 años que hacía una semana que estaba en la habitación cuidando a su esposo. Nos medio presentamos al entrar, yo acomodé a mi muje...