Metiéndolo en mi boca, se lo volví a chupar
Mi esposa sonrió al ver mis labios llenos de la esperma de Carlos y me pidió que la besara para compartir el resto del lechoso fluido.
En esa ocasión por fin me animé a pedirle a mi esposa que intentáramos hacer un trío, ya que era una asignatura pendiente en nuestra exploración de pareja. Era algo que ella había considerado en sus fantasías pero nunca se imaginó que le pudiéramos hacer realidad.
Con cierta excitación, me comentó que había un compañero en su trabajo que hacía tiempo que la cortejaba. Era un hombre soltero un poco menor que ella. Por supuesto, más joven que yo. Le pregunté si le atraía como para invitarlo a casa...