Un misterioso muchachito

De como pueden llegar a existir perlas en lugares que uno nunca se imaginó pensar, incluso en lo que catalogamos inmoral.

No hace mucho me sucedió algo que muchos lo verían como degenerado pero yo creo, como ya dije en el relato anterior, que cuando las dos partes están de acuerdo, nada está prohibido. Es más, creo que este es mi lema.

Mi trabajo es dibujar y enseñar dibujo. Tengo alumnos de todas edades con los cuales mantengo una relación absolutamente profesional.

De entre todos uno de mis alumnos, llamado Eucidio, de sexo masculino cuya edad apenas llegaba a los 14 años, tenía algo especial.

Yo no lo...

Mi inocente hermanita (2)

Me acerqué lentamente y al colocarme próximo a ella su mano hizo contacto con mi cuerpo. Fue directo a mi bragueta y bajándola colocó su mano por dentro hasta enrollarla en mi verga.

Después de aquel maravilloso acontecimiento que nos envolvió a mi hermanita y a mi no pude parar de pensar ni siquiera por un momento. Me iba a la escuela y no ponía atención a más nada sino a mis recuerdos y el deseo de vivirlo otra vez. En más de una ocasión me levanté del pupitre para correr al baño a masturbarme pensando como me había chupado con esa boca tan inocente. Me miraba al espejo y se me hacía ver correr por mi boca el flujo que tragué aquella noche.

Tardó unas tres semanas pero fin...

Mi inocente hermanita

Tuve la ocasión de fomentar mi deseo al ver un par de películas pornográficas que invitó un amigo de salidas. Solo de imaginar que mi muy sensible pene fuera rozado por algo tan delicado como una boca de mujer ya me daba puntadas que me ponían a punto de terminar el gozo dejando mi ropa mojada.

Mi nombre es Juan y nunca pensé en que las personas tienen que ser catalogadas como sanas sexualmente o lo contrario. Lo importante para mi es que, hagas lo que hagas, tenés que hacerlo con el consentimiento de la persona en cuestión aunque para convencerle hagas uso de artimañas sutiles.

Como todos los jovenes en edad de adolescencia mi necesidad apuntaba muy fuerte. A tal punto era que me cegaba por completo hasta que tenía consumado el hecho. Sin embargo, habían cosas que nunca me llamaron la...